Una propuesta para este sábado: Azorín.
Ayer
paseamos por Els Encants con un objetivo: arrojar nuestra red de pesca sobre
objetos que nos mirasen a los ojos, objetos de los que enamorarnos. Uno de los
que adoptamos fue este humilde título de Azorín: editado por la zaragozana
Librería General en el ya lejano año de 1929, impreso en unos talleres
madrileños, un libro intonso, que todavía conserva la pureza de sus pliegos por
cortar. ¿Serás tú quien se decida a cortar sus barbas?
De él
extraigo un párrafo hermoso, tomado al azar: ‘Y ya está despachado el yantar
diario. Azorín es un tanto epicúreo: digo esto para que el lector no se
escandalice si añado que nuestro amigo duerme un poco la siesta. Las ventanas y
los balcones están casi cerrados: una vaga y sedante penumbra se ha hecho en
las altas estancias, en los corredores, en las alcobas, en las escaleras; el
ambiente es denso y pesado; de allá abajo llega un sordo rumor de los platos
que remueven en la cocina, o el susurro rítmico y vago de una escoba. Vuestros
párpados se cierran: un dulce estupor os sobrecoge… Y cuando volvéis a abrir
los ojos, ya las sombras largas que el sol forma en las fachadas son
diagonales, y en las puertas se han sentado ya las muchachas, que mueven entre
sus dedos los bolillos de los encajes. Azorín lee un rato; después sale a paseo
(…)’.
Volumen a la venta a través del siguiente enlace:
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